Yurécuaro, Mich. 16 de junio de 2022
Historia económica de Yurécuaro
Yurécuaro, durante la colonia, era una pequeña comunidad, tejedora de tule y carrizo, de pastores de ganado y agricultores ribereños, siendo esta su principal actividad, pues contaba con riego permanente para sus tierras occidentales; hacia el oriente, en la parte elevada del municipio, se beneficiaba la agricultura del temporal, así como la pesca, pescando bagre, cuime, carpa. En cuanto a caza, disponía en abundancia de güilotas, patos, liebres, venados y otras especies, como coyotes, onza, tlacuache, ardilla, armadillo, víboras de cascabel, hocicos de puerco, coralillas, tiricuates, culebras de agua, las garzas, las gallaretas, los zopilotes, gavilanes y aguilillas.
Desde 1675 existieron talleres de ropa que fabricaban manta estampada, rebozos, sarapes, trabajando en ellos mujeres y hombres utilizando un aparato de madera. En 1689 se incrementó la pesca y como principal pesquería fue Las Chorreras, utilizándose canales de piedra, ya que su modo era encauzar el agua por medio de esas presas de piedra donde se colocaban grandes masas de varas llamadas “potreros”. Para 1743 las diferencias raciales desaparecieron, los indios se han refugiado en industrias caseras y artesanales tales como el corte de pieles, elaboración de zapatos, tejer, sillas y petates, y por último a la siembra de maíz, ya que de la ganadería y la agricultura se encargaban los españoles, de igual manera de las minas.
La región crece, trayendo como consecuencia grandes sequías, y para el siglo XVIII las tierras comunales retoman auge y para ello los indios elaboran un escrito, timbrado elaborado desde 1778, cuando Carlos III ocupaba el trono de España, donde decía que las tierras, solo son de ellos y de esta manera defendiendo su territorio lograron así, recuperar pocas haciendas de sus alrededores, que eran pretendidas por extraños. Al final de este siglo hubo desposesión de tierras convirtiéndose en un sistema de latifundismo; para ese tiempo la economía era manejada por los señores ricos (hacendados) y eclesiásticos quienes eran dueños de grandes haciendas tales como San Juan, La Concepción, La Noria, Guadalupe, Buenavista, Santa Rita, Los Sauces, San Jerónimo, El Tequezquite, Mirandillas, Orapondio, Pocácuaro, todas ellas, vecinas a la comunidad de Yurécuaro. Así que las propiedades estaban en manos de los blancos, los indios y castas cultivaban la tierra, apareciendo un odio recíproco entre ellos.
La Constitución del Ejido: En 1930, existe el adelanto agrícola e industrial, el pueblo se había enriquecido con la inmigración de muchas familias, la gran irrigación por medio de canales de riego derivados del río Lerma y la diversificación de cultivos, que hacen de Yurécuaro mercado nacional. Con el tiempo la imagen del ejidatario pobre y siempre en deuda se irá cambiando por el agricultor próspero, dispuesto a mejorar sus técnicas y abrirse a la producción.